lunes, 26 de diciembre de 2011

Anoche yo tuve un sueño.

Por lo general, sueño poco y rara vez material interpretable o relacionado con nada trascendente en mi vida. Pues bien, esa mierda cambió anoche.  


Antes de continuar leyendo, mirad el video de arriba. Es un tema que escucho mucho últimamente y que os ayudará a entender el punto en el que estoy ahora mismo y lo que os voy a contar. Voy prescindir de mi estilo hermético habitual y ser más directo.



Extrañas naves hacían maniobras a la luz del día con todo tipo de despliegue de luces. Eran entidades extrañas a la Tierra que querían tomar contacto con la Humanidad. Carecían de forma, como si solo fueran espíritus. Tomaban forma humana para poder tratar con nosotros. Estábamos en una casa o un bar. Querían que les ayudará a transmitir sus conocimientos a la Humanidad y hacer del mundo un lugar mejor. Uno de los entes era femenino y muy bello. Nos enamorábamos loca y mutuamente. Me llevaban con ellos a las estrellas.

Me desperté a mitad del sueño. Me volví a dormir enseguida, pero no conseguí volver. En cambio, comencé otro sueño diferente.



Estaba en un bar bastante grande donde todo tipos de leyendas de la música negra, vivas y muertas, iban tocando en plan jam. Yo llegaba al garito después de que tocara James Brown Y ME LO IBAN A PRESENTAR.
James era una persona llana y silenciosa. Comenzábamos a andar y de repente estaba paseando por mi calle con él, bebiendo cerveza y demás. Era verano y él iba en tirantes. Pensaba en diferentes cosas que preguntarle, pero no sabía por cual decidirme, como si no hubiera otra oportunidad. Le contaba todo lo que me había influenciado y de cómo usaba lo que él hizo (música, visión de la vida, etc) para hacer la vida de los demás mejor. No recuerdo que me dijera muchas cosas, era como si nos comunicáramos a través de los sentimientos, sin expresión oral. Me sonreía y asentía. Íbamos a un chino a por más cerveza y me desperté del sueño.

El 25 de diciembre se cumplen 5 años de la muerte de James Brown.


Conclusión: La casualidad no existe, más aún cuando solo interactúas con tu propia persona. Me he despertado rebosando amor, sabiendo con una certeza inexplicable que lo que había soñado y sentido significa algo. Algo que sabré pronto. Algo que me hará feliz. Más de lo que ya me ha hecho.



Estoy preparado.